Viajamos hasta la costa de Almería para encontrarnos con uno de nuestros agricultores allí afincados, Paco Bazán, quien a sus 57 años dirige varias fincas y es un claro ejemplo de perfil empresario emprendedor. Cuatro décadas de mucho esfuerzo bajo los plásticos almerienses, reinventándose a sí mismo, a sus cultivos y apostando en esta nueva etapa de su trayectoria profesional, por una comercializadora granadina, nuestra empresa Eurocastell Caña SL.

¿Cuáles son tus comienzos en el mundo de la agricultura?

Empecé a trabajar en los invernaderos en el 1976, cuando mi familia se muda a Almería. Somos originales de la provincia de Granada, del pueblo de Montejícar y hasta aquí vinimos para pegarnos a trabajar en los invernaderos. Primero comencé trabajando de encargado para otras fincas, llevando casi 13 hectáreas a mi cargo, pero no sería hasta 1990 que por fin compré mi primer invernadero, al que le siguieron tres más; el último lo adquiero ya en 2010.

Podemos afirmar que es usted de espíritu emprendedor, ¿no cree Paco?

Pues la verdad es que sí. De hecho, he de confesar que cuando era todavía encargado, yo soñaba por las noches con el día que pudiera tener mi propia finca. Y no sólo por la rentabilidad que veía en este sector si no porque verdaderamente me picó el gusanillo por esta profesión.

¿Y su familia? ¿Conocían ya de primera mano el mundo de la agricultura?

De la que se estaba desarrollando aquí en Almería, la verdad es que no. En Montejícar había poco trabajo, teníamos que salir a Jaén a la aceituna, a la vendimia a Francia e incluso fuimos a los primeros invernaderos de Mazarrón… así que en parte, sí, agricultores toda la vida, tanto mis padres como mi hermano.

¿Escogieron venir hasta a Almería por el reclamo del boom de los invernaderos?

Así es. Nos gustaba esta opción porque aquí había mucho trabajo, cada día iba a más y bueno, probamos suerte y por fortuna, nos gustó, hemos trabajado mucho pero aquí estamos. Fue una apuesta arriesgado pero si no pruebas, no sabes lo que va a ocurrir.

Una vez que pones en marcha tu primera producción, ¿con qué cultivo despegas?

Por aquel entonces los invernaderos se plantaban con dos y tres cultivos distintos, algo que ya hoy no se hace. Yo me fui decantando por la producción de pepino holandés y pimiento, pero sobre todo pepino, por el que hoy sigo apostando más fuerte.

¿Qué es lo que más te gusta del pepino y del pimiento?

Del pepino me quedo fundamentalmente con la rapidez de este cultivo; lo pones hoy y a los 40 días ya estás cortando pero a su vez, es una planta que te exige mucha dedicación, hay que estar muy encima, crece rápido, hay que recolectar en su momento óptimo, no te puedes despistar. Sin embargo, el pimiento en ese sentido es una planta más tranquila, puedes jugar un poco más con ella porque no tiene los tiempos tan marcados tan ajustados.

Muchos agricultores y agricultoras se pegan a las labores del campo desde bien jovencitos con sus padres y abuelos. En tu caso, ¿cómo en tan poco tiempo eres capaz de profesionalizarte y poner en marcha tus propias fincas?

Hay un esfuerzo muy grande; yo el tiempo que pasé antes de comprar mis fincas trabajando como encargado, también le llevaba la finca a mi suegra… estaba día y noche en los invernaderos.

Un agricultor de perfil valiente como el suyo, ¿invierte mucho en innovación en sus invernaderos?

Bueno procuro mejorar en la medida que puedo; por ejemplo, invertí en poner mis propias máquinas de riego que te dan más tranquilidad, la planta se alimenta mejor porque le va entrando el abono que necesita. También en la estructura de los invernaderos, las cuales hemos ido mejorando con el tiempo y que gracias al doble techo, las heladas que antes nos afectaban mucho por aquí, aguantan más el frío y se cría mejor en el invierno.

¿Cuentas con lucha integrada en tus invernaderos?

Sí, de hecho desde que irrumpió el tema del control biológico yo aposté por él. Me gusta estar a la vanguardia en mis producciones y aplicar todas las novedades, siempre que pueda, a mis cultivos. Con la lucha integrada estoy muy contento, la verdad.

¿Cuál es la principal ventaja que le ves la lucha integrada frente al manejo convencional?

Como agricultor trabajas mejor, es más saludable ya que no necesitas insecticidas y por supuesto, el pepino va al mercado con más seguridad alimentaria y a mi me satisface muchísimo saber que estoy enviando un mejor producto a los consumidores de cualquier rincón de Europa.

Cuéntenos cómo se inicia su relación comercial con nosotros, con Grupo La Caña.

Os conocí a través de uno de vuestros coordinadores del departamento Técnico, Antonio Moreno, en vuestro punto de recogida aquí en la zona de Roquetas y me habló de vosotros. Me despertó interés, probé, me gusto y tanto es así, que aquí sigo.

¿Qué le ofrece Eurocastell para que ya sume tres campañas trabajando con nosotros?

Sobre todo seguridad; la seguridad a la hora de cobrar que es muy importante así como la transparencia con los precios. Y también valoro mucho vuestro servicio técnico que es muy bueno y porque las relaciones que hay entre los agricultores de la costa de Almería y Eurocastell, son cada vez más estrechas. A mi desde luego me gustaría que en un futuro podáis abrir un almacén aquí en nuestra zona.

¿Qué metas tienes a largo plazo después de su trayectoria como agricultor?

Mantener la estabilidad en mis producciones y poder pasarle el testigo a mi hijo, que ya trabaja conmigo, para yo poder dar un paso atrás. Llevo desde los 16 años en el mundo de la agricultura y ya voy necesitando delegar un poco después de cuarenta años trabajando mucho por mis fincas… aunque reconozco que no me veo despegándome del todo.

Has recorrido un largo camino Paco…

En realidad todo lo que he conseguido no podría haberlo hecho sin mi mujer, Carmen. Sin ella, no habría sido posible. Su apoyo y su ayuda a lo largo de todos estos años ha sido importantísimo, así que realmente todo esto, lo hemos logrado los dos juntos.

 

Comparte esto!

Artículos relacionados: