El centro tecnológico AINIA acoge la jornada de innovación «Proteínas 2030: diseñando nuevos alimentos sostenibles” donde Grupo La Caña ha participado para hablar de futuro a través del proyecto con algas “ProSeaFood”
Una de las inquietudes que comparten por igual el sector agroalimentario, agentes del conocimiento y un número importante de la sociedad es seguramente la sostenibilidad. Un concepto éste que no sólo se aplica a los métodos de producción en los cultivos, si no que ahora se extrapola directamente a la alimentación gracias a los esfuerzos en el desarrollo de alimentos funcionales.
Precisamente para arrojar luz ante estas cuestiones el centro tecnológico AINIA, partner de Grupo La Caña en varios de sus proyectos de innovación, acogía la jornada “Proteínas 2030: diseñando nuevos alimentos sostenibles” donde distintos expertos en la materia han explorado la realidad que enfrenta actualmente el sector y también, cuáles son los esfuerzos que ya se están aplicando a través de la Investigación, el Desarrollo e innovación (I+D+i) como vía hacia la sostenibilidad.
Entre esos ponentes se encontraba Beatriz Molina, directora de I+D+i de Grupo La Caña y cuya intervención se centró en dar a conocer uno de los proyectos en los que actualmente trabaja su empresa, «ProSeaFood”. Enmarcado en la convocatoria SUSFOOD2 ERA-NET 2017, iniciativa europea cofinanciada entre el Ministerio de Economía y empresa, a través de Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el programa H2020, tiene por objetivo impulsar la investigación e innovación en el ámbito de la producción alimentaria, segura y sostenible, además de fortalecer la cooperación internacional.
ProSeaFood centra su búsqueda en ser capaces de producir alimentos sostenibles, con una producción y procesado medioambiental más eficiente en su explotación y con la utilización de fuentes renovables. Por ello, es de vital importancia la producción de algas por ser estas más resistentes al cambio climático y enfermedades comparándolas con otros cultivos.
La apuesta por el desarrollo de nuevos alimentos ricos en proteínas de origen vegetal, sumado a la tendencia en alza por la alimentación funcional, son los recursos más fiables de los que dispone la industria agroalimentaria para asegurar la sostenibilidad de la cadena alimentaria a futuro. Además, identificar dichas fuentes proteicas permitirá una economía más competitiva e integradora.