Cultivar en la cara sur de Sierra Nevada

 

En la cara sur de Sierra Nevada están las archiconocidas Alpujarras. Aquí se habían sembrado tradicionalmente pequeñas cosechas de frutas y verduras que se comercializaban en las comarcas vecinas.  Hace más de 20 años, decidimos proponer a los agricultores de la zona probar con un cultivo que en aquellos momentos tenía un mercado en plena expansión, el cultivo de tomates cherry. Las condiciones climáticas de la Alpujarra Granadina son ideales para el cultivo del tomate. El clima mediterráneo con inviernos suaves y veranos cálidos proporciona temperaturas óptimas para el desarrollo del tomate. Además, la altitud de la región contribuye a la calidad de los tomates, ya que las noches frescas permiten que los frutos conserven su sabor y textura. 

 

El cultivo del tomate desempeña un papel importante en la economía local de la Alpujarra Granadina. La producción de tomates es una fuente significativa de empleo en la región, proporcionando trabajo a agricultores locales y a trabajadores temporales durante la temporada de cosecha. Además, la venta de tomates, tanto frescos como procesados (como salsa de tomate o conservas), genera ingresos esenciales para la economía local. El tomate de la Alpujarra Granadina es conocido por su calidad y sabor, lo que lo convierte en un producto apreciado tanto en los mercados locales como en los mercados nacionales e internacionales. 

 

Trevélez se encuentra a una altitud de aproximadamente 1.476 metros sobre el nivel del mar. Esta ubicación, implica desafíos climáticos específicos para el cultivo del tomate. Aquí, las explotaciones de invernaderos son comunes para proteger las plantas de las temperaturas frías y para aprovechar al máximo la luz solar, lo que permite cosechas exitosas. El cultivo de tomate en los municipios de Busquístar y Capileira, también ubicados en la Alpujarra Granadina, presenta características similares a los de Trevélez. 

 

En resumen, el cultivo del tomate en la Alpujarra Granadina se beneficia de las condiciones climáticas favorables de la región, con una época de plantación adecuada en primavera y contribuye significativamente a la economía local a través de la generación de empleo y la exportación de productos de alta calidad. 

 

Ángel Juárez Molero 

Ángel se dedica a la noble profesión de la agricultura, una pasión que ha abrazado desde hace años. Su especialidad radica en el cultivo de tomates cherry, en sus dos explotaciones agrícolas en el municipio de Trevélez. La primera, con 4000 plantas, y la segunda, con 1500. Este es el segundo año consecutivo en el que ha decidido sembrar tomate cherry pera de la variedad Angelle. El año pasado, su cosecha fue excepcionalmente productiva, pero en el momento de esta entrevista, ha notado un declive en su producción en un 30%. Sin embargo, mantiene la esperanza de que la situación mejore y se acerque a los niveles de kilos que logró en la campaña anterior. 

Ángel es un ferviente creyente en el valor de la agricultura como un pilar fundamental para la protección y el cuidado del medio ambiente. No comprende ni comparte las opiniones que critican el impacto visual negativo de la agricultura en la comarca. Para él, la agricultura desempeña un papel crucial en la disminución del desempleo, la lucha contra la despoblación de la Alpujarra y la generación de ingresos para la economía local. 

Hermanos Torres González 

Son 3 hermanos y agricultores en el municipio de Trevélez que comparten una historia de dedicación y pasión por la agricultura. Siembran tomate desde mayo a noviembre, el resto del año sus fincas las dedican a cultivar “forraja” alimento para el ganado.  

Raúl, cultiva tomate cherry variedad Lupita. Durante los últimos siete años, ha transformado sus 4.400 plantas de tomate en un ejemplo de agricultura sostenible, y en la presente campaña, cosecha una producción de calidad que lo hace soñar con precios sostenibles a largo plazo.

Roberto, es un agricultor que se ha unido a la producción ecológica desde hace tres años, aunque este año ha enfrentado desafíos inesperados. Sus 2.300 plantas de tomate cherry se han visto afectadas por una bacteria y la sequedad de algunas plantas, pero su compromiso inquebrantable lo mantiene dedicado a su cuidado contando con el apoyo de Isabel, la ingeniera técnica de Grupo La Caña que le asesora en su finca, asume que la agricultura es una profesión de riesgo y que cada campaña es un nuevo reto, habiendo años buenos y años malos.  

Gracia, es una mujer formada con convicciones claras, que junto a su marido gestionan su explotación de 2700 plantas de tomate cherry, se coordinan en las tareas del campo, las de regadío y tratamientos se encarga su marido y ella organiza la recolección, todo eso conciliando la vida familiar. Su explotación se encuentra en el segundo año de “reconversión” a producción ecológica, cuestión que le emociona poder aventurarse en esta nueva filosofía de producción.  

Los hermanos Torres, naturales de Trevélez, adoran la agricultura y cuya pasión heredaron de su padre, quien después de pasar por varias profesiones encontró su vocación en la agricultura. 

 

José Salas Moreno 

José Salas Moreno, un hombre de 53 años, se encuentra en el corazón de Busquístar. En esta apacible localidad, José cultiva las tierras heredadas de su padre, donde ha forjado su camino como agricultor durante las últimas tres décadas. Su especialidad es el cultivo de 9000 plantas de tomate cherry pera, las cuales cultiva a tres tallos, logrando una producción media de 1,5 kilos por tallo. 

A pesar de su extensa experiencia en la agricultura, antes de dedicarse a esta pasión, trabajó como mecánico y en una conservera, explorando distintos caminos antes de encontrar su verdadera vocación. Durante los últimos 22 años, se ha dedicado en cuerpo y alma al cultivo del tomate cherry, convirtiéndose en un auténtico conocedor de este producto. José es un agricultor con una larga trayectoria y un profundo conocimiento del tomate cherry pera. A pesar de su carácter solitario, su amabilidad es evidente, y su disposición a escuchar consejos y buscar constantemente la mejora en su producción es un rasgo distintivo de su personalidad. 

José Salas Moreno personifica la esencia de un agricultor que ha dedicado su vida a trabajar la tierra, un hombre de profundos conocimientos y una pasión inquebrantable por el tomate cherry pera. Su historia y su labor son un testimonio de la conexión única entre el ser humano y la tierra que caracteriza a la Alpujarra, enmarcada por la belleza de las montañas y la calidez de su hogar. 

Familia Tovar Ortega 

La familia Tovar Ortega, compuesta por Antonio Tovar Fernández y María José Ortega Álvarez, es un ejemplo de emprendimiento y cambio en la tradicional dinámica agrícola de la Alpujarra. Con tres hijos en pleno camino hacia la educación superior, la familia Tovar Ortega ha decidido diversificar sus actividades y sumergirse en el apasionante mundo de la agricultura. 

Antonio y María José son los padres de Óscar, Andrea y Pablo, tres jóvenes que están dando sus primeros pasos en la educación superior. Durante las vacaciones de verano, los tres hermanos contribuyen con entusiasmo en la explotación familiar de tomate cherry antes de sumergirse de lleno en sus estudios. Pero la innovación y el emprendimiento no son exclusivos de las generaciones jóvenes. Antonio, transportista de profesión, dedica sus mañanas a su trabajo y las tardes a su explotación de tomate cherry, una decisión que tomó hace tres años, proponiendo a su familia adentrarse en este apasionante mundo. 

La variedad de tomate cherry que cultivan es la Lupita, un producto de calidad que se ha convertido en el orgullo de la familia. Su explotación aglutina 2000 plantas de tomate a tres tallos, y su esposa María José, camarera de hotel, también dedica su tiempo y esfuerzo a esta nueva aventura agrícola. 

La elección de la agricultura en Capileira es un paso audaz, ya que este municipio vive principalmente del turismo. Sin embargo, los Tovar Ortega son un claro ejemplo de emprendedores que han demostrado que es posible impulsar la actividad agrícola como fuente de empleo y riqueza en plena armonía con el entorno y las otras actividades de la comarca de la Alpujarra. Su determinación es un reflejo del espíritu innovador y la resiliencia que caracterizan a esta familia, que ha decidido romper con la tradición para forjar su propio camino en el mundo agrícola. 

 

 

 

 

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