Pequeña localidad de bellos paisajes forestales y profundos barrancos surcados por las aguas del deshielo de Sierra Nevada. Aún pequeña, incluye los pueblos de Alcútar y Bérchules, rompiendo el paisaje de la sierra con sus casas blancas de tejados planos que reciben al visitante que se aproxima a decenas de kilómetros.

Bérchules es un municipio de gente amable, cercana y trabajadora que ha sabido adaptarse a los cambios para sacar el mejor provecho a una tierra cultivada en época estival pero que hay que cuidarla y mimarla todo el año.

Entrevistamos a los hermanos  Rafael y José Morón Rodríguez

De familia más que numerosa, pues son cinco hermanos, entrevistamos a Rafael y Jose Morón, agricultores de Grupo La Caña a quienes les acompañan Loli, mujer de Rafa, y sus hijos, Aroa, Nerea e Iván. Es una familia de tradición agrícola y ganadera, que han vivido todos los cambios de  la agricultura, regar a manto, después con goteros, y arar con mulos y vacas. Antes de cultivar tomates, y “habichuelas también”, apunta Jose, éstas eran su principal cultivo, además de la siembra para obtener semilla.

Rafa es el que más tiempo lleva en Grupo La Caña, desde hace 10 años. Asegura Loli que Rafa “tiró” de Jose para que empezara a trabajar también con la empresa, pues “se vio que era una empresa formal y que estábamos bien”. A esto Rafa matiza, entre risas, que a veces no le recogen el género en el bancal de abajo, pero mira de reojo a su técnico, Jose López, que le hace un gesto para que reconozca que se queja demasiado, “eso sí, el técnico si me cuida bien”, afirma.

Dada la temporalidad del trabajo en la sierra, en una ocasión Rafa fue además trabajador de Eurocastell como mozo de almacén, afirmando que si bien es fuerte el ritmo de trabajo en planta, el campo sigue siendo el trabajo más duro, algo con lo que está de acuerdo su hermano Jose.

Para éste, lo más duro del campo es el mancaje, “quitar la hierba” aclara. Y se dedica a ello con constancia, pues al enseñarnos su parcela de habichuelas no vemos ni rastro de hierba. En el momento de hacer esta entrevista, sus habichuelas están creciendo “disparejas”, cosa que le tiene preocupado, pues en esta tierra “lo que no se saca a la tierra en verano ya no lo sacas en invierno”.

Se han hecho especialistas del tomate cherry “lupita”, que es el que mejor les va en su terreno, pues habiendo probado con otras variedades, la climatología de esta zona no se porta bien con variedades más delicadas de tomate. Si bien, reconocen que están dispuestos a innovar en nuevas variedades y a dejarse aconsejar.

 

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