Muchas son las conversaciones mantenidas con Antonio. En ellas se respira campo, tradición, conocimiento y experiencia; agricultor de los de antes, ha sabido adaptarse a la agricultura actual “hemos pasado de ser campesinos a empresarios agrícolas” nos cuenta.
Fue en el año 2002 cuando Antonio Puga Antequera emprendió la aventura en el cultivo de tomate cherry, lo que fue un cambio radical para él, debido al nivel de exigencia en labores culturales pero supo reinventarse y a día de hoy, asegura tenerlo “todo controlado”.
Llama la atención su implicación y la responsabilidad que tiene en conseguir ese punto de calidad que siempre se ha demandado por parte de Eurocastell . Él lo tiene claro “ hay que trabajar mucho e invertir en criar las plantas sanas aunque el gasto inicial sea grande”.
Tras más de quince años colaborando con nuestra empresa y a punto de jubilarse, Antonio nos habla de sus inicios, cómo comenzó con su padre, de cómo ha cambiado todo y también sobre su relación con nosotros. Actualmente cultiva dos hectáreas de tierra aproximadamente, siendo el tomate cherry el cultivo que más le gusta.
¿Qué te llevó a comenzar tu vida en la agricultura?
Mi padre era agricultor, así como también lo era mi abuelo y ya con 5 años mi padre me llevaba a la parcela y a mí me gustaba ir. Recuerdo que mi padre me ponía a asustar a los pájaros que en aquellos entonces hacían gran daño a las cosechas y ese digamos que fue mi primer trabajo (nos cuenta entre risas Antonio). Recuerdo aquellos años con gran nostalgia, aunque era un trabajo muy esclavo.
¿Antonio que recuerdas de tus inicios?
Regábamos con mulos, se llenaba una caldera grande y se le aportaba cucharadas de amoniaco, eso era una historia, pero era lo que había y se trabajaba mucho. Claro está, no había invernaderos, se criaba en la calle. Y aunque antes no había tantas enfermedades, las producciones eran mínimas si las comparamos con las actuales.
¿Cómo ha cambiado la agricultura de tus inicios a la actual?
Ha cambiado mucho; ahora se trabaja menos, más agusto. Antes se tenía que ir a todos lados andando, acarrear las hortalizas con animales, era una vida muy esclava.
¿Cuál es el cultivo que más te gusta?
A mí el cultivo que más me gusta es el tomate, aunque tiene el inconveniente de la mano de obra y si se presenta un año malo se pasa mal. Ahora se entienden mejor las variedades; antes no se conocían y se abonaban todas igual, por lo que muchas de ellas se rajaban. En la actualidad es diferente y después de tantos años se tiene todo controlado, surgen problemas claro está, pero se solucionan.
¿Cómo y cuándo decides empezar a trabajar con Eurocastell?.
Creo que fue en el año 2002. Me estaban tirando mucho tomate en la otra empresa donde trabajaba antes y un día tomando café coincidí con un perito de Eurocastell y me propuso acompañarme a ver la plantación. A partir de ahí empecé a llevar las primeras partidas y aunque al principio estaba un poco indeciso, ¡mira! ya llevo casi 15 años confiando mis cosechas a Eurocastell y no me arrepiento de nada.
¿Cómo es tu relación con nuestra empresa?
Lo que más me gusta es la trasparencia. Me dan el precio diario, recibo un trato personal y puedo expresarme claramente y con confianza sobre lo que me preocupa y eso yo lo valoro. He contado con la ayuda del Departamento Técnico en todo momento, pero guardo especial recuerdo de Amancio, que fue quien me dio a conocer la empresa, el primero que me asesoró y quien más me enseñó. Todos son buenos profesionales y me gusta llegar al almacén y poder hablar agusto con todos ellos.
¿Cuando te jubiles seguirás manteniendo relación con el campo?
Los que nos hemos dedicado toda la vida a la agricultura no podemos alejarnos ni abandonarlo del todo. Y más aún en mi caso, pues mi hija va a ser ahora quien me releve y coja el mando